Partes de un castillo medieval
¿Alguna vez te has preguntado cómo es un castillo medieval? ¿Sabes cómo es su interior? ¿Te imaginas cómo son los planos esquemáticos de su estructura?

Empecemos por lo más básico y con un poco de historia.
En la época medieval, junto con la catedral, el edificio de mayor relevancia —la construcción principal—era precisamente el castillo, situado en un terreno mucho más elevado que el resto de las estructuras, rodeado de un foso repleto de agua, un cenagal o directamente vacío, en un lugar casi impenetrable para el enemigo.
Estaban protegidos de altos y sólidos muros para dificultar la entrada de quienes no eran bienvenidos. Como hemos comentado, jugaron un papel fundamental durante las guerras medievales, pero en tiempos de paz, servían como centros administrativos de la zona.
Vale también recordar que el estilo de algunas de estas estructuras —bastante costosas— transmitía la imagen de grandeza del señor feudal que las habitaba.

La multiplicación exponencial de los castillos torre o fortalezas medievales ocurre, según los historiadores, entre el siglo X y el siglo XIII. Y un detalle interesante sobre estas edificaciones es que no todas se levantaron con fines de defensa, sino para demostrar el dominio de los señores feudales.
Recorriendo una fortaleza medieval
Haciendo un breve recorrido inicial, podemos imaginarnos una gran estructura en cuya construcción predominaba la piedra, de muros muy altos y un puente levadizo, a través del cual se tenía acceso a la barbacana, que daba paso a la fortaleza y al patio exterior, lugar de los establos, y que servía de refugio a la población ante un ataque desde el exterior.
Al cruzar la puerta principal, estaba el patio de armas que funcionaba como la “columna vertebral” de todo el conjunto y el lugar desde donde se podía ver la residencia señorial, las cocinas, los talleres, los aposentos de los caballeros, la torre del homenaje y el salón principal, cuyo acceso se lograba a través de una triple arquería.
La torre del homenaje solía ser el núcleo principal de la edificación, “el último bastión”, donde se almacenaban las provisiones de alimentos y armas, además de ser los aposentos nobles.

Murallas y torres constituían la defensa, pues son las que hacían que la estructura tuviera un aspecto impenetrable, dando la sensación de que el acceso no estaba permitido a cualquiera.
Como lo dijimos, entre las partes del castillo, el patio de armas destacaba por una razón importante, pues entrada y patio de armas podían funcionar como sinónimos, ya que desde este lugar se podían recorrer las demás dependencias de la estructura.

Una particularidad de este tipo de fortalezas es que generalmente los muros exteriores eran más bajos que los muros ubicados en el interior del castillo ¿Por qué?, pues para permitir que los arqueros pudieran atacar sin poner en peligro a sus compañeros ubicados al frente.
¿Cuáles son las partes principales de un castillo medieval?
Haciendo un breve repaso de lo que constituyen las partes de un castillo feudal, podemos resumir que la muralla eran los muros altos defensores de la fortaleza; el adarve, también conocido como camino de ronda, era el lugar en la parte superior de la muralla, apta para el recorrido de los soldados y la vigilancia constante.
También hay que tomar en consideración otros espacios o elementos de importancia como:
- Los rastrillos. Grandes puertas enrejadas, pesadas y con pinchos o púas, que impedían la entrada al castillo y que, junto con la barbacana, el portón y los puentes levadizos, la reforzaban.

- Las ventanas saeteras. Espacios bien estrechos que servían para que los ballesteros lanzaran sus saetas (fecha corta de la ballesta), más lentas de carga que cualquier arco.

- Los puentes levadizos. Permitían el paso a través del foso, pero eran levantados por los guardias cuando existía el peligro de un ataque del exterior.

- Matacanes. Se trata de una abertura bajo las almenas que recorría todo el paseo de ronda, o pasillos elevados de vigilancia, con el fin de tener visibilidad desde el interior del castillo del pie de las murallas. Desde aquí se defendía la última línea exterior. Se podía arrojar, aceite o agua hirviendo, piedras, polvo o cualquier tipo de preparado con el fin de cegar, golpear y dejar fuera de combate al enemigo.

- Las mazmorras. Los calabozos, celdas o siniestras habitaciones, ubicadas en la parte baja o en el sótano, normalmente destinadas a encerrar o torturar al condenado o enemigo.

- Las almenas. Los salientes rectangulares colocados de manera vertical en la parte superior de las murallas. Arqueros e infantería se defendían en momentos de enfrentamiento.

- La gran torre del homenaje. Superaba en altura a la muralla y servía como estructura central del castillo medieval. Era la residencia del señor feudal.

En el salón principal, los señores celebraban las reuniones y los banquetes en ocasiones especiales. En el interior de este espacio había largas mesas rectangulares de madera con sus respectivos bancos para que los comensales se sentaran. En la parte superior, sobre una tarima, estaba la mesa principal.
Los castillos medievales contaban con un pozo, también conocido como aljibe, que era básicamente una construcción vertical u horizontal —dependiendo del diseño y posibilidades del terreno— que se hacía bajo tierra, donde almacenaban el agua.
En un principio, las fortalezas medievales eran una simple empalizada de madera, pero siempre con más de una planta. A medida que pasaron los años, comenzaron a optar por técnicas de construcción mucho más confiables y adaptadas a las necesidades de defensa, teniendo como material fundamental la piedra y la argamasa, cal y otros componentes tratados o cocidos.
Detalles sobre las edificaciones de los castillos medievales
Se cree que las primeras fortalezas medievales nacieron en el territorio francés y crecieron producto de una inestabilidad que creó la necesidad de protección extrema y en muchos casos, interterritorial.
La idea era tener estructuras imperecederas, que no pudieran ser arrasadas por el fuego, como ocurría con las motas señoriales.
En ese momento, los encargados del diseño y de la construcción debían cuidar cada detalle pensado para la defensa y para la intimidación, pero también para otros fines. Algunas de esas características eran:
- Puertas de los castillos medievales. Las puertas de entrada debían ser lo suficientemente gruesas para proteger el castillo y, a su vez, solían ser resguardadas por una empalizada doble.
- Torre defensiva. Las torres defensivas estaban ubicadas a los extremos de las murallas; la fortaleza podía tener alrededor de cuatro, sin contar la barbacana.
- Torre del homenaje. Era el lugar más seguro de la fortaleza, tenía una posición privilegiada y era el último refugio en caso de que los enemigos lograran entrar al castillo.
- Capilla. Estaba destinada para la oración y las devociones; era considerado como el lugar más sagrado de la fortaleza.
- Patio de armas. Además de contar con su propio aljibe, en algunos castillos el patio de armas estaba protegido por una muralla interna, para reforzar la seguridad.
- Hornos y aljibes. La alimentación y sustento dentro de las murallas dependía de tener un buen aprovisionamiento de agua, y los aljibes eran depósitos subterráneos para almacenarla.
- Barbacanas. En muchos casos, las barbacanas estaban localizadas justo fuera de lo que era la línea principal de defensa.
- Saeteras. Un detalle interesante es que la saeta es la flecha que usa la ballesta y de ahí el nombre de estas aberturas.
- Puentes levadizos. A veces había otros puentes levadizos que permitían el paso o la huida a través del foso.
- Foso exterior. El foso constituía un cercado de profundidad considerable, situado y bordeando la muralla exterior, para evitar el acercamiento y envites directos. Podía estar vacío, lleno de agua, inmundicias o directamente trampas mortales.
- Muralla. En un principio, las murallas eran construidas con madera, pero para mayor seguridad comenzaron a utilizar piedra.
- Pasadizos. Túneles para salidas de emergencia, dobles paredes, pasajes al exterior o habitaciones secretas.
Otras partes de los castillos medievales eran las caballerizas, la herrería, la empalizada, el mirador o matacán, las troneras, la escarpa y contraescarpa, garitones, patio o cortinas y la antemuralla, patios internos, cocina y panadería. Algunas de estas dependencias se añadirían siglos después para adaptar la defensa a las nuevas armas y estrategias de ataque.
Si tienes la oportunidad de “viajar al pasado” y visitar alguna de estas imponentes estructuras, te recomendamos pasar algunos de los castillos medievales más grandiosos del mundo; el Castillo Stahleck (Alemania), la Fortaleza de Hohensalzburg (Austria), el Castillo de Saumur (Francia), el Castillo de Drácula (Rumania) o la Fortaleza de Loarre (España).
Los castillos medievales siguen siendo imponentes
Hoy en día, siglos después de haber sido erigidas, estas imponentes estructuras siguen despertando admiración y respeto.

Además, su compleja construcción y la atención a los detalles continúan fascinando a los expertos. Murallas inmensas, torres que se levantan hacia el cielo y sobresalen, almenas en la parte superior y entradas fortificadas, son las características básicas de los cientos de fortalezas que adornan el paisaje europeo.
Su estilo y aspecto pueden variar dependiendo de varios factores, entre los que se incluyen el lugar y la fecha de construcción, pero todos siguen teniendo un elemento en común que los identifica: son maravillas de la construcción.
Los castillos medievales o fortalezas eran, para el momento de su edificación, proyectos bastante complejos que debían cumplir varias funciones de importancia. Por ejemplo, ser opresivas y defensivas al mismo tiempo, ser hogares y palacios, y ser almacenes, pero también, tribunales.
A lo largo de los años, estas construcciones majestuosas debieron resistir el paso del tiempo, cruentas batallas y asedios de larga duración.
Los expertos en la materia explican que el castillo medieval tenía un doble significado, pues reflejaba el orden para algunos y la opresión para otra parte del pueblo. Señalan que la importancia de las fortalezas se basada en dos asuntos: tanto en la dominación psicológica, como en la opresión física de la población.
Moradas o residencias para nobles. Esto era lo que diferenciaba estas estructuras de otras fortificaciones. Según los arqueólogos, en la mayoría de los casos se construían para proteger el territorio de un noble o de un rey, con la presencia de soldados o civiles armados, que eran los encargados de la defensa.
Solía ser, al mismo tiempo, base para planear y lanzar un ataque, y refugio cuando esta estrategia fuera repelida por el enemigo.
Hasta aquí el artículo sobre las partes de un castillo medieval.
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